En este proyecto de reforma hemos querido integrar todos los valores de una construcción antigua, de techos altos y ventanales amplios, con las comodidades de una vivienda moderna.
Elementos como las molduras del techo, el arco de ladrillo cara vista de origen, la proporción de los tapajuntas, rodapiés y altura de las puertas, la dimensión de las puertas balconeras etc. mantienen vivo el carácter señorial y clásico propio de la década de 1910, fecha en que se construyó el edificio para los propietarios de una fábrica de iluminación situada en aquel entonces en un entorno poco urbanizado y colindante con el centro urbano.
Cabe destacar del proyecto el óptimo resultado conseguido con la nueva distribución, pues se ha logrado que un piso de 87m2 útiles transmita la sensación de amplitud propia de una vivienda de mayor escala. Las dos grandes puertas correderas elaboradas en madera de roble confieren cierta flexibilidad al espacio porque permiten que se pueda disfrutar de aquella amplitud como si no hubiera separación alguna, o bien preservar la intimidad del hogar o aislar la cocina del resto de ambientes si así se quisiera.
En distintos puntos de la vivienda, como la cocina y el baño principal, hemos integrado motivos cerámicos de interés, jugando con diferentes diseños y acabados, atrevidos en algún caso, pero siempre en línea con la estética decorativa de principios del siglo XX.
La luz natural que recorre toda la vivienda es sin duda un valor añadido que hemos querido potenciar tanto con la nueva distribución del espacio como con los colores de paredes, techos y acabados.
Al final de todo el proceso podemos decir que esta vivienda tiene carácter. Es un reflejo de la personalidad de los propietarios, nuestros clientes, con quienes hemos compartido muchas horas de trabajo y estudio buscando soluciones para las diferentes propuestas que íbamos planteando.