







Desde la primera visita, se tuvo claro el leitmotiv de la propuesta: La puesta en valor de las vistas “enmarcando”…
Desde la primera visita, se tuvo claro el leitmotiv de la propuesta: La puesta en valor de las vistas “enmarcando” el centro histórico.
Por ello, una primera decisión es ampliar el balcón, transformándolo en terraza desde la que disfrutarlas, así como vincular esta vista a la zona de mesa y cocinado. Poder “comer con vistas” o “cocinar con vistas”, son dos puntos que consideramos clave de este diseño.
Se redistribuyen los espacios buscando la comodidad y se diseña un triángulo de trabajo muy funcional que facilita el movimiento entre las 3 zonas de uso: preparación-cocción-almacenaje.
Se prevé un espacio -privilegiado- para la zona de mesa, antes suelta y sin ubicación clara, transformándola en el corazón del espacio. El objetivo es crear un segundo comedor o lugar de reunión en la vivienda, como alternativa al que se encuentra en el salón. Se complementa el espacio con un armario con hornacina -que sirve como mesa auxiliar- con espacio de sobra para menaje y accesorios. Asimismo, se da una solución para el espacio destinado a lavadero, antes a la vista. Se opta por ubicarlo en un armario de puertas plegables, solución practica a la par que estética.
Por último, cabe destacar el reto estético que suponía el no perder una imagen de material tradicional y noble, pero con una imagen y concepto actual. Se pretende ocultar, en la medida de lo posible, los objetos de uso diario. Se opta por dejar a la vista el ladrillo y el hormigón y combinarlos con melaminas tipo madera y tablero estratificado de color visón, marcando las diferentes zonas de uso con los materiales que las componen.